Un informe independiente recuerda que el recrecimiento “no es la solución”

La inestabilidad actual comienza con el descalce de la ladera a finales de 2011

Fuente: Diario de Noticias. Enrique Conde – Domingo, 6 de diciembre de 2015

Pamplona – El Ayuntamiento de Sangüesa, implicado hasta la médula desde hace unos años en arrojar claridad al debate sobre la seguridad del recrecimiento de Yesa, cuestión para la que ha impulsado distintas jornadas en aras a disponer de un conocimiento técnico sobre la materia plural y riguroso, encargó el año pasado a la Universidad de Navarra, por un coste de 7.000 euros, la elaboración de un estudio sobre la evolución de la ladera derecha de Yesa. Se perseguía un informe técnico independiente que hablara a las claras sobre la estabilidad de la ladera teniendo en cuenta distintos factores históricos respecto a los movimientos percibidos en el lugar. El autor del trabajo, el geólogo Antonio Aretxabala, confeccionó finalmente un informe de 140 páginas que aparece publicado en el Ayuntamiento de Sangüesa. Para llevar a cabo su informe, el especialista recuerda que se han consultado informes previos sobre la estabilidad de las laderas, sobre las inestabilidades actuales y se ha visitado la obra en varias ocasiones, tomando medidas y fotografías de la evolución de la zona afectada.

20141013_situación grietas octubre 2014Entre las conclusiones de Aretxabala destaca que “después de la primera catástrofe de 2013 queda claro que se han sobrestimado los ángulos de rozamiento y se ha subestimado la permeabilidad del macizo rocoso. El causante de la inestabilidad actual que comienza con el descalce efectuado en la cabecera de la ladera a finales de 2011 y principios de 2012 y se detecta a finales de la primavera de 2012 alcanzando su cénit en enero-febrero de 2013 no es otro que el propio descalce. Las labores de estabilización aliviando de peso la parte alta y reponiendo material a pie, logran (también como siempre) estabilizarlo temporalmente”. Dicho descalce, no hay que olvidar, que fue como consecuencia de la acción de la CHE al iniciar hace una década las obras del recrecimiento.

Aretxabala recuerda a un ingeniero antiguo como Jiménez Salas para afirmar que desde tiempos de este “la estabilización que se ha visto funcional de aliviar peso en coronación, también se ha visto que tiene una validez temporal, no se puede garantizar de momento que vaya a ser eternamente estable, como se ha comprobado históricamente, se puede reactivar”. En este sentido, Aretxabala precisa que “la relación de lluvias y acontecimientos importantes carecen de relación causa efecto respecto del origen de las inestabilidades. Las laderas en Yesa después de la construcción del embalse, viales, infraestructuras…, con descalces asociados, son inestables, y a veces, con ayuda del agua en su óptima medida, atraviesan períodos de estabilidad. Si se hubiera ejercitado esa perspectiva hace ya muchos años, se hubieran evitado muchos problemas”, apunta el experto de la Universidad de Navarra.

SISMICIDAD INHERENTE A LA ZONA El trabajo, cuyo autor lo presenta como un informe de marcado carácter analítico, reseña que “la sismicidad es un factor inherente a la zona, se trata de la zona más propensa del norte de Iberia, si históricamente los parámetros geotécnicos fueron sobrestimados, la seguridad sísmica lo ha sido mucho más”. De ahí que añada que “los análisis de estabilidad sísmica infravaloran la aceleración sísmica capaz de generarse en las fallas de la zona. Y el recorrido histórico sobre la sismicidad de la zona, presentado oficialmente por primera vez en este informe, muestra que se ha actuado bajo un desconocimiento preocupante a la hora de valorar el potencial sísmico que afectará a la futura presa. Nuestras instituciones deben transmitir esta información a la ciudadanía, el nuevo conocimiento del medio es una cultura que deberá impregnar toda actividad humana”.

Aretxabala abunda en que “la seguridad de las obras de Yesa ha venido siendo siempre una promesa, a partir de ahora deberá ser una realidad, para ello deberá tenerse en cuenta un pasado histórico vehemente y accidentado en una zona que manifiesta inestabilidades continuadas y recurrentes”. Por ello, por la situación descrita, añade que “el denominado recrecimiento puede aportar cierta estabilidad geotécnica al conjunto presa-laderas, pero no es la solución. Recrecer significa soportar las laderas inestables, pero en el espíritu de las presa está el que sean éstas soportadas por laderas estables, y no buscar la estabilidad de aquellas con las propias presas”. Para abordar las condiciones geotécnicas que “han empeorado con los años y las obras, para el cálculo de la estabilidad general y el impulso sísmico en particular deberá tenerse en cuenta el cambio hacia las peores condiciones geotécnicas a las que se ha forzado al medio que sustentará la futura presa”.

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